Solo aquel que llega a darse cuenta de que es un pecador delante

 del Señor puede llegar a ser el pescador de hombres del Señor.

 

 

 

“Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos; ellos vinieron y llenaron ambas barcas de tal manera que comenzaron a hundirse. Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: ‘Señor, apártate de mí, porque soy un pecador’. Pues tanto él como todos los que estaban con él estaban asombrados por la gran cantidad de peces que habían pescado, y lo mismo Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús le dijo a Simón: ‘No tengas miedo; desde ahora serás pescador de hombres’. Y ellos, llevando las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús” (Lucas 5:7-11).

 


Deseo recibir la enseñanza que se nos da al meditar en esta Palabra:

(1) Simón Pedro, quien se había esforzado toda la noche para pescar pero no había atrapado ni un solo pez (Lc 5:5, Biblia del Pueblo), obedeció la palabra de Jesús: “Ve mar adentro y echa las redes para pescar” (v. 4). Cuando él actuó conforme a esa palabra (v. 5), es decir, cuando obedeció, pescó tantos peces que las redes comenzaron a romperse (v. 6, Biblia del Pueblo). Entonces Pedro hizo señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudar; ellos vinieron y llenaron ambas barcas, de modo que casi se hundían (v. 7, Biblia del Pueblo). Claramente, antes no había un solo pez en esas dos barcas, pero ahora estaban tan llenas que casi se hundían.

(a) Simón Pedro, cuyo oficio profesional era ser pescador, había trabajado toda la noche en la costa del lago de Genesaret (v. 1) y no había logrado pescar nada. Sin embargo, Jesús —quien no tenía prácticamente conocimiento ni experiencia en pesca, pues era carpintero— le ordenó pescar en un momento que no era apropiado (porque el mejor horario era de noche, y ahora en plena mañana el sol brillaba sobre el agua) y además hacerlo en un sitio profundo donde no era normal echar las redes. Aun así, Pedro no cuestionó ni criticó ni debatió el mandato ilógico o poco razonable de Jesús; simplemente obedeció confiando en su palabra. Como resultado, capturó una cantidad extraordinaria de peces, tan abundante que llenaron dos barcas hasta casi hundirse (cf. Hoekma).

(i) Comentario de Hoekma: “Es cierto que la experiencia adquirida enfrentando las complejas circunstancias de la vida es un importante ‘know-how’ para vivir en la realidad. Pero a veces esas mismas experiencias, o los principios y criterios que uno establece para sí, pueden llevar a rechazar la gracia de Dios. La vida del creyente no se desarrolla solo dentro de las leyes naturales o del sentido común racional, sino también dentro de un ámbito paradójico y milagroso donde, al renunciar a sí mismo, se manifiesta el poder de Dios. En especial, quienes son llamados a ser obreros de Dios, como Pedro, deben pasar necesariamente por el entrenamiento de vaciarse sin cesar de sí mismos y confiar plenamente en la guía del Señor. El fracaso humano puede, de hecho, ser la oportunidad de Dios” (Hoekma).

• Al leer y meditar este comentario, entiendo que aunque como siervo llamado por Dios he experimentado incontables fracasos en la lucha contra mí mismo, contra el pecado, contra el mundo y contra Satanás, esos fracasos son oportunidades de Dios para entrenarme a vaciarme de mí mismo al reconocer mi incompetencia e impotencia.

– Este entrenamiento de vaciamiento consiste en que el Espíritu Santo me hace ver que mi “know-how”, mis experiencias, o mis principios personales están impidiéndome recibir la gracia y la bendición de Dios; por eso Él me guía a vaciar incluso esas cosas.

 Compartiré solo una experiencia:
Hoy, en el santuario de la iglesia, bajo el título “La fragancia de Jesucristo en medio del olor del estiércol”, prediqué basándome en Filipenses 3:8: “Y aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor; por amor de Él lo he perdido todo y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo”. Mi anhelo fue desechar aquello que en mí debe ser considerado “estiércol” (basura, desecho) para vaciarme y ser llenado solo con Jesucristo (con el conocimiento de Él). (Referencia al video provisto)

– El Señor me está entrenando para vaciarme de aquello que es como estiércol dentro de mí, de modo que dependa totalmente del Dios Todopoderoso y del Espíritu Santo que ayuda en mi debilidad (Ro 8:26), y obedecer en fe su guía.

 Durante este proceso, el Señor me ha aumentado la fe para creer que Su poder milagroso puede manifestarse más allá de las leyes naturales o del sentido común.

(2) Cuando Simón Pedro vio que las dos barcas estaban tan llenas de peces que casi se hundían, cayó de rodillas delante de Jesús y dijo: “Señor, yo soy un pecador; por favor, apártate de mí” (Lc 5:8, Biblia del Pueblo). Esto lo dijo porque tanto él como los que estaban con él —incluidos Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, sus compañeros (v. 10, Biblia del Pueblo)— estaban asombrados por la pesca milagrosa (vv. 9–10).

(a) En otras palabras, Pedro vio la autoridad divina de Jesús (Hoekma). Por eso cayó de rodillas y dijo: “Señor, yo soy un pecador; por favor, apártate de mí” (v. 8, Biblia del Pueblo). La poderosa autoridad divina de Jesús llevó a Pedro a reconocer que él era un pecador delante del Señor. Considero que esto es aún más sorprendente y maravilloso que la gran pesca misma (v. 6).

(i) Al meditar en este pasaje, recordé Isaías 6:5:
“Entonces dije: ¡Ay de mí, que estoy perdido! Porque soy hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros, y han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”

• Isaías dijo esto porque vio al Señor sentado en su trono y a los serafines con seis alas cada uno proclamando: “¡Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria” (vv. 1–3, Biblia del Pueblo).

(ii) Cuando Pedro vio que por el poder divino de Jesús las dos barcas estaban a punto de hundirse de tantos peces, experimentó la presencia de Dios. Por eso dijo: “Señor, yo soy un pecador; por favor, apártate de mí” (v. 8). Al ver este milagro extraordinario, reconoció su pecado y su debilidad. Aunque era pecador, al encontrarse frente a la luz y la santidad de Jesús, se vio a sí mismo tal como era y quedó completamente sobrecogido (Internet).

• De aquí aprendemos:
(1) Delante del gran poder y los milagros de Dios, el ser humano debe reconocer su verdadera condición (Isa 6:5).
(2) En tal situación, la única manera de obtener salvación es arrepentirse de sus pecados (Hoekma).

– Himno 190 del himnario nuevo (“Espíritu Santo, desciende”):
(Estrofa 1) “Espíritu Santo, desciende, tócame con tu poder; dame un corazón contrito, lléname de tu compasión”.
(Estribillo) “Oh Jesús, escucha mi oración; dame un corazón arrepentido y lleno de tu compasión. Amén”.

 Canto “Visión (Reunidos ante el trono)”: (traducción conservando sentido)
“Reunidos ante Su trono, unidos para alabar al Señor;
Dios mostró Su amor al darnos a Su Hijo.
Por Su sangre hemos sido salvados.
El amor derramado en la cruz fluye como un río sobre toda la tierra.
De todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas vendrán los redimidos a adorar:
‘La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero’ (x3).”

(3) Cuando Simón Pedro dijo: “Señor, apártate de mí, porque soy un pecador”, Jesús le respondió: “No tengas miedo; desde ahora serás pescador de hombres” (v. 10, Biblia del Pueblo). Entonces “ellos llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, siguieron a Jesús” (v. 11, Biblia del Pueblo).

(a) En esta frase “No tengas miedo”, la palabra griega “φοβοῦ” (“temer”) también aparece en Lucas 8:25 y 35:

“Él dijo a los discípulos: ‘¿Dónde está vuestra fe?’ Y ellos, atemorizados (φοβηθέντες), se maravillaban diciendo: ‘¿Quién es éste, que aun manda al viento y al agua, y lo obedecen?’” (v. 25)
“Y la gente salió para ver lo que había pasado; y llegaron a Jesús y encontraron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su juicio cabal, y tuvieron miedo (ἐφοβήθησαν)” (v. 35).

(i) En ambos casos, las personas estaban “sobrecogidas de asombro” (Internet) porque habían visto la autoridad divina de Jesús.  En el v. 25, los discípulos vieron que Jesús reprendió el viento y las olas furiosas, y todo quedó en calma (Biblia del Pueblo).  En el v. 35, la gente vio al endemoniado de la región de los gerasenos completamente transformado, vestido y en su sano juicio (Biblia del Pueblo).

(b) La expresión de Jesús en Lc 5:10 —“desde ahora serás pescador de hombres”— significa que Jesús estaba llamando a Pedro para dejar la pesca física y convertirse en discípulo que proclama la Palabra de Dios, guiando a las personas a escuchar el evangelio y nacer de nuevo: es decir, realizar la obra espiritual de “pescar personas” (Internet).

(i) El término griego para “pescarás” es “ζωγρῶν”, que significa llevar vivo, no muerto. En la Biblia este término pasa del campo de batalla y la pesca física al ámbito espiritual, mostrando dos tipos de “cautiverio”:
– uno que salva,
– otro que esclaviza (Internet).

• En Lucas 5:10 se refiere a salvar:
Jesús usaría a Pedro no para matar como se hace con los peces, sino para llevar personas a la vida.
Pero en 2 Timoteo 2:26 —“liberados del lazo del diablo que los había hecho sus esclavos” (Biblia del Pueblo)— se describe la estrategia del diablo para esclavizar a las personas como “cautivos vivos”.

– Esto recuerda Juan 13:2:
“El diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que entregara a Jesús.”

• Aunque el diablo esclavizó al pueblo de Israel en Egipto, Dios los salvó (Jud 1:5).

– El diablo nos hizo esclavos del pecado, pero Dios nos liberó y nos hizo siervos de la justicia (Ro 6:17–18).

 “Cuando ustedes eran esclavos del pecado, no estaban al servicio de la justicia. ¿Y qué provecho obtenían de aquellas cosas de las cuales ahora se avergüenzan? Su fin es la muerte. Pero ahora, liberados del pecado y hechos siervos de Dios, tienen por fruto la santidad y por fin la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, pero el regalo que Dios da es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor” (Rom 6:20–23, Biblia del Pueblo).

(c) Al meditar en que “Simón Pedro” (v. 8) y también “Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón” (v. 10) “dejaron todo” para seguir a Jesús (v. 11), entendemos que como pescadores abandonaron sus barcas (Lc 5:2; Mt 4:22), sus redes (Mt 4:20; Mc 1:18) y los muchísimos peces (Lc 5:6) [e incluso a su “padre” (Mt 4:22)] para seguir a Jesús.

(i) Marcos 10:28–30 (Biblia del Pueblo):
“Entonces Pedro comenzó a decir: ‘Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte’.
Jesús respondió: ‘Les aseguro que cualquiera que por mí y por el evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —con persecuciones— y en el mundo venidero, la vida eterna’”.

• Los discípulos que lo dejan todo por Jesús y por el evangelio recibirán la vida eterna.

[Referencia final del autor original]

(Traducción del texto citado del internet)
“‘Pescadores del Señor’ significa que Jesucristo dio a sus discípulos la misión de pescar personas, es decir, anunciar el evangelio y salvar a los perdidos. Aunque eran pescadores que trabajaban en el mar de Galilea, al ser llamados por Jesús dejaron sus redes y barcas, y su propósito de vida cambió: ya no pescar peces para vivir, sino rescatar y dar vida a otros.

Significados principales:

Llamado de Jesús:
Jesús llamó a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan diciendo: ‘Haré que sean pescadores de hombres’.

Evangelización y salvación:
Así como un pescador atrapa peces, ellos debían guiar a las personas fuera del pecado y de la destrucción hacia la salvación.

Cambio de propósito de vida:
Dejar una vida centrada en lo material para vivir una vida que valora y salva almas humanas.

Obediencia y entrega:
Los pescadores obedecieron de inmediato, dejando su profesión para seguir a Jesús. Esto simboliza disposición de seguir la voluntad del Señor con entrega total” (Internet).