¡Sé Valiente!
[Hechos 23:6-35]
Ya hemos reflexionado sobre cómo debemos vivir en este mundo torcido. En resumen, hemos aprendido que debemos vivir “una vida cristiana correcta” (Hechos 22:30 - 23:5). A través de tres lecciones que Dios nos ha enseñado, primero, debemos servir a Dios con una buena conciencia en todo, segundo, para vivir correctamente debemos despreciar la hipocresía, y tercero, una vida cristiana correcta es guiada por la Palabra de Dios. Al vivir de esta manera, debemos ser irreprochables, puros, y brillar como hijos de Dios en medio de una generación torcida y perversa (Filipenses 2:15).
Entonces, ¿qué es lo que necesitamos para vivir una vida cristiana correcta en este mundo oscuro y torcido? Podemos considerar siete elementos esenciales:
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Llamado (Calling): Debemos tener un sentido del llamado de Dios, sabiendo que Él nos ha llamado.
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Convicción (Conviction): La certeza de nuestra salvación es esencial, así como la seguridad de que hemos sido llamados. También es necesario conocer la voluntad del Señor y tener convicción en ella.
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Compromiso (Commitment): Aquellos que han respondido al llamado del Señor deben estar dispuestos a consagrar todo a Él en obediencia.
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Confianza (Confidence): No debemos confiar en nuestra propia habilidad, sino en la soberanía de Dios para darnos la confianza necesaria.
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Coraje (Courage): Para cumplir la voluntad de Dios, especialmente en tiempos de crisis, necesitamos valentía. Debemos ser valientes.
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Consistencia (Consistency): Vivir de acuerdo con el llamado de Dios implica ser fieles como Él es fiel. Debemos ser consistentes en nuestro caminar con Él.
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Cumplimiento (Completion): Como siervos de Dios, debemos llevar a cabo la obra que Él nos ha dado hasta su conclusión.
De estos siete elementos, hoy me gustaría reflexionar sobre el quinto elemento, "Coraje" (Courage), tomando como base el pasaje de Hechos 23:6-35. En particular, quiero centrarme en el versículo 11, donde el Señor se acerca a Pablo y le dice: “¡Sé valiente!” (Hechos 23:11). Reflexionaremos sobre dos aspectos: primero, las circunstancias en las que Pablo no podía ser valiente, y segundo, las razones por las cuales Pablo no podía dejar de ser valiente.
Primero, ¿cuáles eran las circunstancias en las que Pablo no podía ser valiente?
Podemos considerar dos situaciones en las que Pablo se encontraba:
(1) La primera situación que enfrentó Pablo fue la “gran disputa” entre los fariseos y los saduceos dentro del Sanedrín (Hechos 23:6-10).
La causa de la gran disputa entre estos dos grupos fue la doctrina central del evangelio que Pablo predicaba, que es la “resurrección de los muertos”. En el versículo 6 de hoy, cuando Pablo, al estar en el Sanedrín, gritó que, como fariseo, estaba siendo interrogado por la resurrección de los muertos, surgió una disputa entre los fariseos y los saduceos, dividiendo al grupo (v.7). La razón de esta división fue que los fariseos aceptaban la resurrección de los muertos y la existencia de seres espirituales (ángeles y espíritus) como doctrina central, mientras que los saduceos creían que “no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus” (v.8).
Por lo tanto, los fariseos, al ver que Pablo estaba siendo acusado injustamente, dijeron: “No encontramos nada malo en este hombre. Tal vez un espíritu o un ángel le haya hablado” (v.9). La disputa doctrinal entre los fariseos y los saduceos creció, provocando un “gran alboroto” (v.9) y una “gran disputa” (v.10). Finalmente, ante el peligro de que Pablo fuera desgarrado por la multitud, el tribuno ordenó a sus soldados que “se lo llevaran entre medio de ellos y lo llevaran al cuartel” (v.10).
¿No es curioso? Ambos grupos, que tenían doctrinas diferentes, se unieron para oponerse a Pablo y a su evangelio. En este pasaje, la disputa sobre la doctrina de la resurrección de los muertos provocó una gran controversia y casi pone en peligro la vida de Pablo. Era una situación en la que, desde una perspectiva humana, no era fácil ser valiente.
(2) La segunda situación que Pablo enfrentó fue la amenaza de muerte por parte de más de 40 hombres que hicieron un voto de no comer ni beber hasta que mataran a Pablo (Hechos 23:12-24).
¿Hasta qué punto alguien podría odiar tanto a Pablo como para que más de 40 judíos se organizaran en una "fuerza de martirio" para matarlo? Este hecho muestra que Pablo estaba enfrentando un peligro progresivamente mayor. Después de recibir las palabras de consuelo y exhortación de Dios, “¡Sé valiente!” (v.11), él se encontraba en una situación donde su vida estaba realmente en peligro. Esto puede parecer incomprensible desde una perspectiva lógica: cómo alguien podría pasar de recibir un consuelo divino a enfrentar una amenaza de muerte tan grave.
Estos más de 40 hombres no tomaron esta decisión por simple emoción, sino que fue una "expresión extrema de devoción religiosa" basada en su fe (Yoo Sang-Seob). Un ejemplo contemporáneo de esto podría ser ver a mujeres que, por su creencia extrema, se suicidan con bombas para matar a soldados. Este tipo de devoción extremista no está impulsado solo por el odio, sino por una creencia religiosa radical. Estos hombres no solo planearon la muerte de Pablo, sino que buscaron la colaboración de los líderes religiosos (los sumos sacerdotes y los ancianos) para llevar a cabo su plan (Hechos 23:14-15). Recibieron su apoyo y tramaron emboscar a Pablo y matarlo.
Ante una amenaza tan grave para su vida, es comprensible que, humanamente hablando, no fuera fácil para Pablo ser valiente.
¿Qué situaciones nos hacen a nosotros sentir que no podemos ser valientes? ¿Cuáles son los momentos que nos llenan de temor? Hay muchas situaciones, pero una de ellas podría ser el miedo cuando vamos al hospital para hacernos un examen. Por ejemplo, si tenemos que hacernos una resonancia magnética (MRI), podríamos temer que algo grave como el cáncer haya sido detectado. Todos, en algún momento, sienten temor sobre la muerte. Aunque tengamos fe en la resurrección, el miedo a la muerte puede surgir, al menos por un momento.¿Cómo podemos ser valientes en momentos como esos?
Segundo, ¿por qué Pablo no podía hacer otra cosa que ser valiente?
La razón, en pocas palabras, es que recibió la promesa de Dios. Esa promesa de Dios está registrada en el versículo 11 de nuestro pasaje de hoy, que dice: “… Como has testificado de mí en Jerusalén, así también es necesario que testifiques en Roma…”. Es decir, el Señor se le apareció a Pablo en medio de sus aflicciones, alentándolo a ser valiente, y le prometió que no solo en Jerusalén, sino también en Roma, él daría testimonio del evangelio de Jesucristo. Finalmente, esta promesa hizo que Pablo, incluso cuando enfrentaba una mayor amenaza a su vida en la segunda situación, no temiera, sino que se mantuviera valiente.
Lo que debemos destacar aquí es cómo el Señor, fiel a Su promesa, fue cumpliendo Su palabra a lo largo de las dos situaciones en las que Pablo estuvo expuesto a un peligro mortal. En otras palabras, Dios le prometió a Pablo que testificaría del evangelio en Roma, y la pregunta es: ¿cómo estaba Dios cumpliendo esa promesa? La respuesta es que el Señor protegió a Pablo y lo rescató de los peligros.
En la primera situación, cuando surgió una gran disputa entre los fariseos y los saduceos debido a sus diferencias doctrinales, Dios utilizó al tribuno romano para rescatar a Pablo, ordenando que fuera trasladado a la fortaleza para protegerlo (Hechos 23:10). Así, Dios lo protegió y lo salvó de la amenaza inminente.
En la segunda situación, cuando más de 40 hombres hicieron un voto de ayuno para matar a Pablo, Dios reveló su complot a través del sobrino de Pablo (Hechos 23:16-17), y el tribuno romano, al enterarse del plan, decidió enviar a Pablo a Cesarea bajo la custodia de un gran contingente de soldados (200 infantes, 70 jinetes y 200 soldados armados con lanzas) para garantizar su seguridad (Hechos 23:23). Así, Pablo fue trasladado de manera segura a la ciudad, todo por intervención divina.
Como pueden ver, el Señor fue fiel a la promesa que le hizo a Pablo, protegiéndolo y guiándolo durante cada una de esas situaciones peligrosas.
Debemos ser valientes. No importa en qué difícil situación nos encontremos, debemos ser valientes. La razón es que hemos recibido la promesa del Señor. Nuestro Dios es fiel. Él siempre cumple las promesas que nos ha hecho. Él es el que nos protege y nos guía, el que nos rescata de las adversidades en cada momento. Aunque muchas veces, después de recibir el consuelo y la promesa del Señor, nos encontremos con mayores dificultades y sufrimientos, y aunque no entendamos Su voluntad en esos momentos, debemos creer que estamos siempre dentro de Su plan, y con fe debemos avanzar valientemente.Como dijo Jesús: “… En el mundo tendréis aflicción; pero confiar, yo he vencido al mundo…” (Juan 16:33).
“Os he dicho esto para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo."
Os he dicho esto para que en mí tengáis amor eterno. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo."
Os he dicho esto para que en mí tengáis bendición eterna. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo."
[El “Sé Valiente” de David y Jonatán]
Deseando que seáis fuertes y valientes,
Pastor James Kim
(Orando para que siempre miréis solo al Señor, sin importar la situación.)