¡Alaba, alma mía, al Señor!

 

 


“¡Todo lo que respira, alabe a Jehová! ¡Aleluya!” (Salmo 150:6).

 

 

El lema de Año Nuevo de nuestra iglesia Seungri Presbiteriana es precisamente: “¡Alaba, alma mía, al Señor!”
El versículo del lema es Salmo 150:6:
“¡Todo lo que respira, alabe a Jehová! ¡Aleluya!”

Nuestros tres objetivos para este año son:

  1. Adorar con himnos cada domingo,

  2. Celebrar un servicio de adoración en familia cada mes,

  3. Alabar en solitario cada día.

Hoy, centrados en el versículo del Salmo 150:6, bajo el título “¡Alaba, alma mía, al Señor!”,

quiero compartir cuatro pensamientos y recibir enseñanza:

 

Primero, ¿dónde (Where?) debemos alabar a Dios?


Miremos el Salmo 150:1:
“¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.”
La Biblia dice que debemos alabar a Dios “en su santuario” y “en la magnificencia de su firmamento.”
Debemos subir al templo de Dios para alabarle.
Alabar, sí, pero con la esperanza de que alabaremos a Dios eternamente en el cielo (“firmamento”).
Debemos usar todos los lugares dignos de alabanza para alabar a Dios (Salmo 148) (Park Yun-sun).
En otras palabras, debemos alabar a Dios en todas partes (everywhere).

 

Segundo, ¿por qué (Why?) debemos alabar a Dios?


Hay dos razones:

  1. La primera razón es por las poderosas obras de Dios.
    Miremos la primera mitad de Salmo 150:2:
    “Alabadle por sus proezas;
    Alabadle conforme a la multitud de su grandeza.”
    Entonces, ¿cuáles son las poderosas obras que Dios ha hecho por nosotros?
    Por ejemplo, Dios nos sostiene, nos guía y nos protege; todas estas son obras poderosas de Dios.
    Especialmente, no podemos olvidar el poder salvador de Dios.

  2. La segunda razón para alabar a Dios es por Su inmensa grandeza.
    Miremos la segunda mitad de Salmo 150:2:
    “… Alabadle conforme a la multitud de su grandeza.”
    Nuestro Dios es un Dios sumamente grande.
    A este Dios tan grande debemos darle adoración.
    Cuando pensamos que este Dios tan grande nos ama con un amor inmenso y nos salva con Su gran poder, debemos alabarlo.

Debemos alabar a Dios justamente por sus poderosas obras y por Su inmensa grandeza.

Tercero, ¿cómo (How?) debemos alabar a Dios?
Miremos Salmo 150:3-5:
“Alabadle con sonido de trompeta;
Alabadle con arpa y lira.
Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.
Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.”

La Biblia nos exhorta a alabar a Dios usando trompetas, arpas, liras, panderos, cuerdas, flautas y címbalos.
¿Y qué significa esto?
Significa que debemos usar todos los instrumentos que podamos para alabar a Dios (Park Yun-sun).

 

Finalmente, cuarto, ¿quién (Who?) debe alabar a Dios?


Miremos Salmo 150:6:
“Todo lo que respira, alabe a Jehová. ¡Aleluya!”

En una palabra, este versículo nos dice que se debe movilizar a todos los que puedan alabar para que alaben a Dios (Park Yun-sun).

Al comenzar este nuevo año, demos gracias y rindamos alabanza y adoración a nuestro Dios, que es digno de recibirlo.
Dondequiera que estemos, movilicemos todos los lugares dignos de alabanza para alabar a Dios.
Todos nosotros movilicemos todos los instrumentos con que podamos alabar a Dios.
Todos movilicemos a todos los que pueden alabar para que alabemos a Dios.
Hasta el día en que nuestro aliento termine, alabemos a Dios todos juntos.

 

 

Deseando alabar al Señor hasta el último aliento,

 

Pastor James Kim