La correcta perspectiva cristiana sobre los negocios
“Las pesas engañosas son abominación para Jehová, y la balanza falsa no es cosa buena” (Proverbios 20:23).
Para vivir una vida correcta ante Dios como cristianos, debemos tener una perspectiva adecuada sobre los negocios.
Miren Proverbios 20:23: “Las pesas engañosas son abominación para Jehová, y la balanza falsa no es cosa buena.” Cuando pensamos en “balanza”, podemos recordar Proverbios 16:11: “La balanza y las pesas justas son de Jehová, y obra suya son todas las pesas de la bolsa.” Aquí “balanza”, “pesas” y “pesas” se refieren a instrumentos de medida precisos y justos. Es decir, una balanza justa, o en otras palabras, una balanza constante.
Además del versículo de hoy, en Proverbios 20:10, el sabio Salomón dice: “Pesas falsas y balanzas desiguales son abominación para Jehová.” ¿Qué significa esto? Significa que el cristiano sabio que teme a Dios odia también lo que Dios odia: las balanzas injustas. En otras palabras, el cristiano sabio odia la deshonestidad, que es algo que Dios detesta. Nosotros, al igual que Dios se alegra de las pesas justas (11:1), también debemos alegrarnos de actuar con justicia. Es decir, debemos ser honestos.
Probablemente, en tiempos de Salomón, algunos comerciantes engañaban a sus clientes usando pesas falsas para defraudar en la calidad, peso o cantidad de los productos (ver Proverbios 11:1). Estos comerciantes deshonestos usaban “balanzas dobles” y “medidas dobles”: al vender, usaban pesas ligeras y recipientes pequeños para dar menos producto; al comprar, usaban pesas pesadas y recipientes grandes para recibir más. Aplicado a nuestra realidad, esto nos enseña una valiosa lección para los cristianos en los negocios: debemos tener una perspectiva correcta, que es buscar la honestidad que agrada a Dios y odiar la deshonestidad que Él detesta.
Si nosotros, como cristianos comerciantes, actuamos deshonestamente en los negocios, debemos recordar que Dios odia esas prácticas. Jamás debemos obtener ganancias injustas mediante la deshonestidad; por el contrario, debemos ser íntegros en todas nuestras actividades comerciales.
La Biblia también habla de otras enseñanzas sobre la perspectiva correcta en los negocios. Por ejemplo, en Santiago 4:13-17 dice:
“Venid ahora, vosotros que decís: ‘Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos y ganaremos’; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de esto, deberíais decir: ‘Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.’ Pero ahora os jactáis en vuestros arrogantes planes; toda jactancia semejante es mala. Por tanto, cualquiera que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.”
De este pasaje, hay tres lecciones que los empresarios cristianos deben aprender:
Primero, los empresarios cristianos deben hacer el bien.
Miren Santiago 4:17: “Por tanto, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.” Los empresarios cristianos deben saber hacer el bien. La Biblia dice que si saben y no lo hacen, es pecado.
Miren 1 Timoteo 6:18: “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos, dispuestos a compartir.” Los empresarios cristianos deben ser generosos. Deben gustar de compartir y hacer muchas buenas obras.
Miren Hebreos 13:16: “Y no se olviden de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios.” El sacrificio que agrada a Dios (la verdadera adoración) es hacer el bien y compartir unos con otros.
Miren 2 Tesalonicenses 3:13: “Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.” Si los empresarios cristianos hacen el bien por sus propias fuerzas, llegará un momento en que se cansarán. Pero si hacen el bien por la gracia que Dios les da, no se cansarán ni desanimarán.
Segundo, los empresarios cristianos no deben jactarse vanamente.
Miren Santiago 4:16: “Ahora bien, lo que ustedes hacen es jactancia vana; toda jactancia semejante es mala.” La Biblia dice que la jactancia vana de los empresarios cristianos es algo malo.
Miren Jeremías 9:23 (segunda parte): “…el rico no se jacte de su riqueza.”
Miren Salmos 49:6: “El que confía en sus riquezas y se jacta de su gran fortuna.” La Biblia dice que no debemos confiar en nuestras riquezas ni jactarnos de ellas, sino que debemos confiar en Dios.
Además, sobre la jactancia, la Biblia dice: “Pero el que se gloría, gloríese en el Señor” (2 Corintios 10:17; 11:30) y “Si me veo obligado a gloriarme, me gloriaré de lo que me muestra mi debilidad” (2 Corintios 11:30).
Los empresarios cristianos no deben jactarse de sus fortalezas, sino de sus debilidades, y deben gloriarse en el Señor.
Miren Jeremías 9:23-24:
“Así dice Jehová: No se gloríe el sabio en su sabiduría, ni el fuerte en su fuerza, ni el rico en su riqueza; sino que el que se gloríe, gloríese en esto: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque en estas cosas me complazco, dice Jehová.”
Debemos gloriarnos en conocer a Dios, y eso es lo que agrada a Dios.
Tercero, aunque los empresarios cristianos hagan diversos planes para obtener ganancias en sus negocios, siempre deben tener la actitud y el hábito de decir: “Si es la voluntad del Señor, viviremos y haremos esto o aquello”, reconociendo que su vida es como una niebla que aparece por un momento y luego desaparece.
Miren Santiago 4:14-15:
“No saben lo que sucederá mañana. ¿Qué es vuestra vida? Sois una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Más bien, deberían decir: ‘Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.’”
Tener esta actitud y hábito no es fácil. Es necesario orar a Dios y, con Su ayuda, hacer un esfuerzo consciente. Uno de esos esfuerzos es que cuando conduzco en un día con niebla y veo la niebla, medito en esta palabra de Santiago, que dice que mi vida es como esa niebla que aparece y desaparece. Así, desarrollo una perspectiva de la muerte.
Cuando los empresarios cristianos tengan esta perspectiva de la muerte, deben reflexionar sobre qué tipo de beneficio deben buscar. No solo deben pensar en las ganancias monetarias, sino también en algo más valioso y eterno, y orar para entender qué beneficio quiere Dios obtener a través de su negocio.
Además de Santiago 4:13-17, otro pasaje que los empresarios cristianos deben conocer es Deuteronomio 8:17-18 (primera parte):
“Pero acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer riquezas…”
Debemos recordar que no es por nuestra propia fuerza ni capacidad que obtenemos riquezas, sino porque Dios nos da la capacidad para obtenerlas. Un empresario cristiano que cree esta verdad seguramente no desperdiciará lo que Dios le ha dado, sino que usará sabiamente sus recursos para la gloria de Dios.
Los empresarios cristianos deben tener una visión correcta del negocio. Esa visión correcta significa que deben manejar sus negocios con honestidad. Deben hacer el bien, no jactarse vanamente, y siempre tener la actitud y el hábito de reconocer que su vida es como una niebla que aparece por un momento y luego desaparece, diciendo: “Si es la voluntad del Señor, viviremos y haremos esto o aquello.”
Además, cuando los empresarios cristianos obtengan riquezas, no deben decir: “Con mi capacidad y el poder de mis manos he obtenido esta riqueza”, sino que deben recordar que es Dios quien les ha dado la capacidad para obtenerla.