La vida recta del cristiano
«No ames el sueño, no sea que te empobrezcas; abre tus ojos y te saciarás de pan. “¡Malo, malo!”, dice el comprador, pero en cuanto se va, se jacta. Hay oro y abundancia de perlas, pero los labios sabios son joya preciosa. Toma la prenda del que sale fiador por otro, y por los extraños, tómala como garantía. El pan conseguido con engaño es dulce al hombre, pero después se llenará su boca de grava. Los planes con consejo se afirman, y con dirección sabia se hace la guerra» (Proverbios 20:13–18).
Hace unos meses, durante el estudio bíblico del Grupo 1, compartimos juntos sobre Tito capítulo 2. En ese momento, una de las diáconisas comentó que «parece que los que creen en Jesús a veces son peores». Al conversar con ella después del estudio y tras compartir una comida juntos, pude comprender con más profundidad lo que quería decir. Al entender mejor el sentido de su comentario, no pude evitar estar de acuerdo. De hecho, más de una vez me he quedado sin palabras al ver cómo algunos cristianos, lejos de ser luz y sal en el mundo, llegan a actuar peor que quienes no creen.
¿Qué está fallando? Al reflexionar, creo que una de las razones, como nos dice Tito 2:1, es que muchos cristianos no han sido bien instruidos en la “sana doctrina”. Como resultado, no hablamos con “palabra sana” (v.8), y mucho menos vivimos una “vida sana” que glorifique al Señor.
Hoy deseo que reflexionemos juntos sobre cómo debe vivir rectamente un cristiano, basándonos en Proverbios 20:13–18. Bajo el título “La vida recta del cristiano”, recibiré con ustedes cuatro enseñanzas clave para vivir correctamente como creyentes. Mi oración es que recibamos estas enseñanzas y nos esforcemos por practicarlas, para que vivamos verdaderamente como auténticos cristianos en medio de este mundo.
Primero: Debemos tener un estilo de vida correcto.
Veamos Proverbios 20:13:
«No ames el sueño, no sea que te empobrezcas; abre tus ojos y te saciarás de pan.»
Al meditar en el libro de Proverbios, encontramos repetidas enseñanzas sobre la pereza y la diligencia. Una de ellas está en Proverbios 6:9–11:
«¡Perezoso! ¿Hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y vendrá tu pobreza como caminante, y tu necesidad como hombre armado.»
Relacionando este pasaje con el versículo de hoy (Proverbios 20:13), llegamos a una conclusión clara: “El perezoso ama dormir, y quien ama dormir terminará en la pobreza.” Por eso el autor de Proverbios, el rey Salomón, nos dice: «Abre tus ojos», es decir, “mantente despierto.” En otras palabras, cuando hay trabajo por hacer, no debemos quedarnos dormidos, sino estar atentos y diligentes.
Por ejemplo, en Proverbios 6:6–11 se menciona a la hormiga que prepara su alimento en el verano y lo recoge en la cosecha. De la misma manera, el autor nos exhorta a no amar el sueño, sino a mantenernos despiertos y trabajar diligentemente. Así, la Biblia nos asegura que “nos saciaremos de pan.”
La Biblia nos exhorta varias veces a estar despiertos. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 5:6:
«Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.»
¿Y qué debemos hacer al estar despiertos y sobrios? Orar.
En Colosenses 4:2 leemos:
«Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.»
La oración es uno de los temas más frecuentemente relacionados con estar despiertos en la Biblia. Es decir, la Biblia nos exhorta a mantenernos despiertos en espíritu y perseverar en la oración.
¿Y por qué nos insiste tanto en esto? Porque necesitamos estar alertas para no caer en la tentación.
Veamos Mateo 26:41:
«Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.»
Otro tema estrechamente relacionado con estar despiertos es la segunda venida de Jesucristo.
Mateo 24:42 nos dice:
«Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.»
Como no sabemos cuándo vendrá el Señor, debemos estar siempre preparados.
Y Lucas 21:36 añade:
«Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.»
En resumen, el estilo de vida correcto para un cristiano es no amar el sueño, sino mantenerse despierto, diligente y en oración.
Esto me recuerda el himno del himnario coreano n.º 330: “어둔 밤 쉬되리니” (Pronto pasará la noche oscura).