Oración en Getsemaní (5)

 

 

[Lucas 22:39–46]

 

¿Cuándo oró Jesús en Getsemaní? (Momento de la oración)
Jesús oró en Getsemaní cuando estaba angustiado y profundamente triste, hasta el punto de la muerte (Mateo 26:37-38).
Los discípulos también debían haber orado para no caer en tentación en ese momento de prueba.
La tentación para los discípulos era abandonar a Jesús y huir, es decir, dispersarse (Mateo 26:31, 56).
Pedro, por ejemplo, siguió a Jesús desde lejos hasta el patio del sumo sacerdote (v.58), y allí lo negó tres veces. En la tercera negación (v.58), incluso llegó a maldecir y jurar que no conocía a Jesús (Marcos 14:71).


¿Dónde oró Jesús en Getsemaní? (Lugar de la oración)
Jesús dejó a ocho de sus discípulos en la entrada del huerto de Getsemaní y les dijo: “Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro” (Mateo 26:36). Ese fue el lugar de oración de los ocho.
Luego tomó consigo a tres discípulos —Pedro, Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo (Mateo 26:37; Marcos 14:33)— y se adentró más en el huerto.
Ese fue el lugar de oración de los tres.
Después, Jesús se alejó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra y oró allí (Lucas 22:41). Ese fue el lugar de oración de Jesús.

¿Por qué Jesús separó a los ocho y a los tres discípulos y oró a cierta distancia?
Porque quiso mostrar la estructura del templo de Jerusalén.
En el templo había tres áreas: el atrio del pueblo de Israel, el atrio de los sacerdotes, y el Lugar Santísimo, donde solo el sumo sacerdote podía entrar una vez al año.
Jesús dejó a ocho discípulos en la entrada del huerto (representando el atrio del pueblo), llevó a tres discípulos más adentro (representando el atrio de los sacerdotes), y luego fue solo un poco más lejos (representando el Lugar Santísimo), donde oró al Padre.

En el Lugar Santísimo se encontraban tres elementos:

  1. El arca del pacto, que contenía:

    • (a) Las tablas de los Diez Mandamientos escritas por Dios,

    • (b) Una vasija con maná del desierto,

    • (c) La vara de Aarón que reverdeció.

  2. El propiciatorio, una tapa de oro puro que cubría el arca (Éxodo 25:17).

  3. Los dos querubines, cuyas alas cubrían el propiciatorio (Éxodo 25:18-20; 37:6-9).

Una vez al año, en el Día de la Expiación, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo con sangre del sacrificio y la rociaba sobre y delante del propiciatorio para expiar los pecados de Israel (Levítico 16:14-19).

Éxodo 25:22 dice:
“Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio... todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.”
El propiciatorio (“allí”) era el lugar donde Jehová se encontraba con el sumo sacerdote Aarón (“tú”).
En otras palabras, era el lugar simbólico de encuentro entre Dios y su pueblo (Éxodo 30:6; Números 7:89).

Así, cuando Jesús dejó a Pedro, Jacobo y Juan, y avanzó un poco más, llegó al “Lugar Santísimo” donde se encuentra con Dios.
Jesús entró simbólicamente al Lugar Santísimo y oró delante del Padre.
Nosotros también debemos acercarnos a Dios con reverencia en oración.
¿Dónde está hoy el propiciatorio? Dios está en todas partes.
Por tanto, por medio del Espíritu Santo, nuestro espíritu debe acercarse a Dios en oración.

Efesios 6:18 dice:
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”


¿Cómo oró Jesús en Getsemaní? (Actitud de oración)
Jesús se arrodilló, se postró en tierra y oró con su rostro en el suelo.

Lucas 22:41:
“Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró.”

Marcos 14:35:
“Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.”

Mateo 26:39:
“Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo…”

Esta postura muestra cuán temible es acercarse al Dios Santo.
Jesús, siendo justo y sin pecado, cargó con nuestros pecados y se presentó delante del glorioso y santo Dios, por eso se arrodilló y se postró con su rostro en tierra para orar.
Debemos meditar profundamente en esta actitud de oración de Jesús en Getsemaní.

¿Cómo es nuestra actitud al orar?
¿Nos presentamos delante del glorioso y santo Dios con reverencia y humildad?

Si Jesús mismo oró de rodillas y postrado, ¿cuánto más deberíamos nosotros seguir su ejemplo?
Nuestra alma debe humillarse profundamente al orar.
Debemos orar con dolor y tristeza por nuestros pecados, con una actitud de temor reverente ante Dios.